Si existe una definición perfecta de lujo absoluto, es esta: una isla entera solo para ti. Rodeadas de naturaleza virgen, aguas cristalinas y un silencio que solo interrumpe el sonido del mar, las islas privadas se han convertido en el máximo símbolo de privacidad y sofisticación.
Este tipo de hospedaje está reservado para quienes buscan mucho más que comodidad: buscan una experiencia irrepetible, donde el tiempo se detiene y la atención es tan personalizada que todo parece hecho a la medida. Aquí te presentamos algunos de los destinos más codiciados por viajeros exigentes.
1. Necker Island – Islas Vírgenes Británicas
Propiedad de Richard Branson, esta isla caribeña alberga un resort de estilo colonial británico con villas privadas, deportes acuáticos, experiencias wellness y una atención impecable. Es ideal para rentarla completa con un grupo exclusivo.
2. Velaa Private Island – Maldivas
Diseñada para quienes desean privacidad total, esta isla es sinónimo de lujo extremo. Villas sobre el agua, campo de golf, submarinismo y un spa de clase mundial hacen de Velaa una joya escondida en el océano Índico.
3. Tagomago – España
A tan solo minutos de Ibiza, esta isla privada en el Mediterráneo ofrece lo mejor de dos mundos: aislamiento total con acceso rápido a la vida nocturna. Su villa principal cuenta con alberca, jacuzzi y chef privado.
4. North Island – Seychelles
Un santuario ecológico donde solo existen 11 villas diseñadas para fundirse con el paisaje. Ha sido refugio de celebridades y parejas reales. Ideal para una luna de miel o una escapada de desconexión total.
5. Nukutepipi – Polinesia Francesa
Una isla propiedad del fundador del Cirque du Soleil, que fusiona lujo, arte y naturaleza. Aquí no solo se duerme con vista al mar, se vive una experiencia multisensorial pensada para quienes buscan lo inusual.
Islas privadas como estas no son solo hospedaje, son destinos completos. Ofrecen exclusividad sin concesiones, gastronomía personalizada, y actividades diseñadas para que cada instante sea tan inolvidable como irrepetible. Para muchos, hospedarse en una isla privada no es un lujo… es una necesidad para reconectar con uno mismo, en silencio, rodeado de belleza pura.