Hermosillo, capital de Sonora, es una ciudad que late con el pulso del desierto. Rodeada por paisajes áridos y montañas que se tiñen de tonos dorados al atardecer, es un destino donde la modernidad convive con la tradición y el legado de sus raíces ganaderas, mineras y agrícolas.
Sabor norteño con carácter único
La gastronomía es uno de los grandes orgullos de Hermosillo. Aquí, los cortes de carne son protagonistas, preparados al carbón o en tradicionales discadas. No pueden faltar las tortillas de harina hechas a mano, los burritos sonorenses ni el popular “dogo” estilo Hermosillo, mezcla perfecta de calle y sabor.
Tradición minera y cultura del desierto
La historia de Hermosillo está ligada a la minería y a la agricultura, actividades que moldearon su desarrollo desde el siglo XVIII. Museos como el Museo Regional de Sonora (ubicado en una antigua penitenciaría) permiten conocer su evolución histórica. A su vez, la cultura del desierto se vive en cada rincón, desde el arte popular hasta la arquitectura que dialoga con el entorno árido.
Vida urbana, arte y naturaleza
Hermosillo ofrece también espacios como el Parque Madero o el Cerro de la Campana, que brindan vistas panorámicas de la ciudad. Su vida cultural incluye festivales, galerías y una creciente escena artística que refleja la identidad de una región resiliente y orgullosa.