En un rincón tranquilo de Juluchuca, Guerrero, a solo 35 minutos del aeropuerto de Zihuatanejo, se encuentra Playa Viva, un eco-lodge que redefine lo que significa hospedarse junto al mar. Este santuario entre la selva y el océano no solo ofrece comodidad y belleza natural, sino que lo hace con un compromiso profundo hacia la sostenibilidad, el bienestar y la regeneración del entorno.
Arquitectura con propósito
Lo primero que llama la atención en Playa Viva es su diseño: suites construidas con bambú, adobe y palma, integradas armoniosamente al paisaje. Entre sus alojamientos más emblemáticos se encuentra la casa del árbol (Treehouse Suite), una habitación elevada con vistas al mar y una estructura que parece flotar sobre la playa. Todo el complejo opera 100% con energía solar y está diseñado para minimizar el impacto ambiental, desde el tratamiento de aguas hasta los productos de baño biodegradables.
Más que hospedaje: una experiencia regenerativa
Playa Viva no se limita a ser un eco-lodge; es un proyecto de turismo regenerativo. A través de su programa de permacultura, se cultivan alimentos de manera sostenible para el propio restaurante del lodge, garantizando ingredientes frescos y libres de químicos. Además, los viajeros pueden participar en actividades que conectan con la tierra, como recorridos por la granja orgánica o talleres de cocina local.
Conservación activa y comunidad
Uno de los atractivos más conmovedores es el proyecto de conservación de tortugas marinas. Cada mañana, los visitantes pueden participar en la liberación de crías recién nacidas en la playa, una experiencia que une naturaleza y conciencia ambiental. Además, Playa Viva trabaja de la mano con la comunidad de Juluchuca, apoyando iniciativas educativas, sanitarias y de desarrollo económico local.
Bienestar integral frente al mar
El yoga al amanecer, los masajes frente al mar y una alimentación consciente forman parte esencial de la experiencia. Todo en Playa Viva está pensado para reconectar cuerpo y mente, en un ambiente libre de distracciones, donde no hay televisión ni aire acondicionado, pero sí abundante brisa marina, silencio y cielos estrellados.
El nuevo lujo es sostenible
Hospedarse en Playa Viva es elegir un modelo de viaje más consciente, donde cada detalle está alineado con el respeto por la tierra, la cultura local y el bienestar integral del viajero. En un mundo que busca reconectar con lo esencial, este eco-lodge mexicano demuestra que es posible viajar con propósito, sin renunciar al confort ni a la belleza.