Una de las artesanías más hermosas de México es también una de las más delicadas. Transportarla implica el riesgo de que se rompa, pero quien la recibe disfrutará de uno de los tesoros más tradicionales del país: el barro negro.
Cada pieza elaborada de este material requiere alrededor de 20 días para su elaboración, con una técnica que data desde antes de la colonia y que se fue perfeccionando a lo largo de los siglos.
El tradicional color se obtiene de la tierra de origen, que se complementa con el quemado y bruñido, y no con colorantes artificiales, algunas piezas son mate y otras brillantes, estas últimas se pulen con cuarzos y se dejan 24 horas más en hornos con madera de encino.
La alfarería especializada en barro negro se desarrolla en San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, y en municipios cercanos al valle de México. Los habitantes de las culturas zapoteca y mixteca comenzaron elaborando ollas y vasijas, pero actualmente los artesanos han creado piezas exquisitas y sorprendentes, como las calaveras o figuras religiosas.
Campanas, máscaras, lámparas, figuras de animales, representaciones humanas con complicados calados y grabados, sólo la imaginación es el límite para cada pieza que se cuece a alrededor de 700 y 800 °C.
Es una obra delicada, que requiere de mucha habilidad y que es producto de la más profunda cultura y tradición de los pueblos de México, que se ha mantenido por los siglos, ha evolucionado y que encuentra un nuevo brillo ante los ojos del mundo. Un hermoso souvenir para esas personas que hacen de nuestras vidas algo más especial.
