Uno de los más sangrientos hechos entre la iglesia católica y el estado, que marcó al país, fue la llamada Guerra Cristera, en la que se perseguía a los religiosos e, incluso, el culto estaba castigado con la muerte.
Este conflicto armado, ocurrido de 1926 a 1929 en buena parte del territorio nacional dejó miles de muertes, muchas de sacerdotes. Entre éstas se recuerda al hoy beato Padre Pro, cuyo nombre lleva un museo y cuya historia se abordó durante una plática mediante una plataforma virtual que permite al público conocer o redescubrir la historia, cultura y belleza que integran los cientos de recintos museísticos con que cuenta la capital del país.
Durante la charla vía zoom del programa “Martes de Museos”, Karla Aceves Pérez, directora del Museo Padre Pro, destacó algunos pasajes y anécdotas del beato mexicano, se habló de la Guerra Cristera y se mostró parte del acervo cultural del lugar, ubicado en la calle de Puebla 144, Colonia Roma Norte.
El Museo Padre Pro fue fundado en 1995 y se encuentra en la Parroquia de la Sagrada Familia, cuya construcción se inició en 1910 y concluyó en 1925, con una arquitectura neogótica y ecléctica.
En el recinto hay reliquias y otras posesiones de Miguel Agustín Pro, entre las que destacan la ropa que llevaba puesta el día en que fue fusilado: su suéter, chaleco y saco, así como un pañuelo con el cual le fue limpiada la sangre de la frente, derramada por el tiro de gracia que recibió.
Entre sus reliquias más curiosas está la maleta de mano que al abrirse despliega un pequeño altar, el cual era utilizado por el Padre Pro, en los tiempos en que celebrar misa era un delito.
Miguel Agustín Pro fue un sacerdote católico, acusado de participar en actos de sabotaje y terrorismo durante el periodo de la llamada Guerra Cristera. Ahí radica su importancia en la historia del país, ya que se centra en el periodo en el que el Estado y la Iglesia estuvieron en conflicto durante tres años.
Presbíteros y religiosos se resistieron a la aplicación de la llamada Ley Calles, la cual proponía limitar y controlar el culto católico en la nación.
Su nombre completo era José Ramón Miguel Agustín Pro Juárez y murió sin juicio alguno ni desahogo de pruebas, junto con su hermano Humberto, fusilados por un pelotón en una comandancia de la policía capitalina, ubicada entonces en lo que es ahora el edificio El Moro de la Lotería Nacional. Fue beatificado por el papa Juan Pablo II en 1988.
En esta visita virtual también participaron Sara Riojas, directora General del Instituto de Promoción Turística de la Secretaría de Turismo, y Mónica Duyich, directora General de Destinos México.
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