La mayoría de las personas busca compartir las experiencias del viaje a través de playeras que en sus matices reflejan no sólo un destino turístico, sino una época
El ingenio del mexicano es reconocido a nivel internacional, y unido al nacionalismo y el amor a la tierra resulta en creaciones ingeniosas y geniales que quedan plasmadas en uno de los souvenirs más populares de México y el mundo: la playera.
Ese pedazo de tela, usualmente de algodón combinado con polyester, sin mangas y sin cuello, es una de los preferidos por los turistas que desean compartir la experiencia de su viaje con sus amigos y familia a través de objetos.
En la década de los 80, era popular que quienes emprendían la aventura a algún destino turístico regresaran con ropa para todos y no podía faltar una prenda con la frase: “Mis padres/tíos/abuelos fueron a Acapulco/Cancún/Puerto Vallarta y sólo me trajeron esta pinche playera”.
Sin embargo, estos souvenirs evolucionaron y han adaptado imágenes de la cultura popular a las tradiciones del lugar para ofrecer una nueva experiencia a quien la porta, emitiendo un mensaje más específico.
Entre este tipo de “recuerdos” hay varias categorías como los que prefieren exhibir su preferencia etílica, aquellos que buscan llevar un recuerdo de su fe, otros que prefieren el nombre del lugar en el que se encuentra, hay quien gusta de imágenes relacionadas con la cultura y tradiciones,
Desde las playeras de las 4 etapas del tequila y sus variados diseños, hasta la más “sofisticada” con la carta de la lotería de “El Borracho”, pasando por el amor a los tacos y la venganza de Moctezuma, hasta llegar al “Hoy no” que una pequeña le dice a mictlantecuhtli, el señor del lugar de los muertos, entre los aztecas.
Sin duda entre los recuerdos guardados en lo más profundo del closet de las familias se encuentran capas y capas de souvenirs que han llegado con cada viaje y que van perdiendo color con el paso del tiempo, aunque no ingenio y la intención de compartir las experiencias de algún maravilloso e inolvidable viaje.
