Una Iglesia a 300 Metros de Altura

En el pueblo de Tlajomulco, a unos 100 km de la ciudad de Puebla y cerca de la pequeña ciudad colonial de San Francisco Ixtacamaxtitlán, está el ex convento e iglesia de San Francisco, cuya construcción se concluyó en la tercera década del siglo XVII.

Si bien su antigüedad ya es motivo suficiente para visitarlo, el templo fue edificado sobre un risco de poco más de 300 m de altura, que remata a un cerro llamado Iztamatzingo. Es de las pocas construcciones religiosas que hay en el país con las características históricas y de construcción de éste, que se yergue en medio de terreno semidesértico.

En un estado donde abundan las iglesias de bella arquitectura, esta magnífica construcción destaca a lo lejos por su cúpula y campanarios, pero sobre todo por sus tejados de teja de barro de color naranja.

En su interior, la mayor parte de los muros descascarados de pintura o cal, dejan ver algunos tonos rojizos de diseños intrincados, entre los que es factible apreciar la doble águila austriaca, probablemente un homenaje al príncipe austriaco Maximiliano de Habsburgo, quien gobernó México durante el segundo imperio. El inmueble ya muestra signos de abandono, pero sigue siendo impresionante.

Al menos se aprecia en las paredes una docena de grandes pinturas con escenas religiosas, con un tamaño promedio de 2×2.5 m y, aunque no tienen fecha ni firma, se consideran hermosas obras de arte. Se aprecian también frescos en la cúpula y techos abovedados. Decenas de figuras religiosas esculpidas se funden con la decoración y el enorme altar de estilo barroco.

En la pared, junto a la entrada principal se encuentra una piedra con la fecha de terminación de la construcción: 1622.

Cerca de allí, al lado del río, hay un pequeño puente de piedra con un arco en el que está tallada en la piedra una frase que dice:”Carlos III, 26 de diciembre de 1776″.

LAS PUERTAS DE SAN FRANCISQUITO ESTARÁN CERRADAS. EL ÚNICO DÍA QUE HAN DE ENCONTRARSE ABIERTAS ES EL 5 DE OCTUBRE, CUANDO A ESTA IGLESIA LE LLEGA SU FIESTA.

De acuerdo con el cronista Antonio Nava García debido al pensamiento religioso, Iztamatzingo fue, en el pasado, un lugar sagrado. El cerro es emblemático, junto con la montaña acolhua, del paisaje de Ixtacamaxtitlán.

“El risco se distingue por una franja blanca horizontal que atraviesa la gran pared de piedra. El color blanco, como la roca de la franja, fue muy distintivo de la cultura Ixtacamaxteca, pues simbolizaba antigüedad y nobleza”, afirma.

Asimismo, señala que, en la época prehispánica, según la creencia de los indígenas, este cerro-risco era habitado y representaba al dios Iztac Camaxtli. No se descarta que en la cima haya existido un templo dedicado a esta antigua deidad.

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