“La Danza del Pochó” es de las muestras más importantes del mundo prehispánico y de identidad de los tenosiquenses, es un espectáculo único”, dice el arqueólogo tabasqueño Tomás Pérez Suárez.
Egresado de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de la UNAM y orgullosamente de Tenosique, ofreció la conferencia virtual “El Pochó, danza única y original ¡Re-descúbrela!”, en la que manifestó que seguramente en el futuro cambiará, pero como es un orgullo para los nacidos en ese municipio, seguirá adelante y se mantendrá.
Desde que era niño, participaba y se disfrazaba para danzar con familiares, amigos y vecinos, y pese a que desde 1982 se fue a la Ciudad de México a estudiar, regresa constantemente a Tenosique para seguir con esta tradición, en la que lleva más de 30 años.
El maestro en Estudios Mesoamericanos de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM explica que la danza forma parte de “El carnaval más raro del mundo”, porque entre otras cosas depende de la posición en que se encuentre la Luna y, pese a que siempre empieza el 19 de enero, se puede tener un festejo largo o corto.
“Es una danza y un carnaval tan especial, que no sólo los tenosiquenses quieren participar, sino gente de otras entidades. Es un atractivo para los turistas y es gracias a la propia gente de Tenosique que se mantendrá”, dice y explica que este festejo celebra el eterno retorno, la creencia del que nace, crece, envejece, se destruye y vuelve a renacer.
Luego de hablar de la riqueza del municipio y su permanente relación con Palenque, Chiapas, que está a 50 kilómetros en línea recta, resaltó que el Carnaval de Tenosique tiene muchas otras aristas, como comparsas, carros alegóricos y una calendarización que lo hace tan especial.
Esta es una tradición indígena ancestral y un legado cultural maya, que simboliza la purificación en su lucha entre el bien y el mal e inicia cuando la gente sale de sus casas a tirarse harina, como muestra de que habrá buena cosecha de trigo.
El carnaval incluía una “pintadera”, que con el paso de los años desapareció, porque la gente utilizaba chapopote o agua de ladrillos, que eran muy difíciles de quitar, además de que se hacían muchos desmanes, por lo que mejor se decidió eliminar esa parte de la fiesta.
Invitado por la Secretaría de Turismo para impartir la conferencia virtual, el también integrante del Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, dijo que “La Danza del Pochó” permanece con el paso de los siglos por su originalidad, sus personajes y la vestimenta que utilizan.
“Desde las mañanas recorren las calles y la apoteosis es cuando todos los danzantes se juntan en la plaza o parque central, y se confunden con los propios espectadores, convirtiéndose en una fiesta popular, con significado prehispánico y que seguirá hasta la eternidad”, añadió.