México no solo sorprende con sus playas y selvas; también guarda en lo alto de sus montañas algunos de los pueblos más encantadores y elevados de América Latina. Estos destinos, donde las nubes rozan los tejados y el aire puro invita a la calma, combinan naturaleza, tradiciones vivas y paisajes que quitan el aliento.
Real de Catorce, San Luis Potosí
A más de 2,700 metros sobre el nivel del mar, Real de Catorce es un Pueblo Mágico que parece suspendido en el tiempo. Su historia minera, sus calles empedradas y su atmósfera mística lo convierten en un destino obligado para quienes buscan desconexión, aventura y un encuentro con las tradiciones huicholas.
San Joaquín, Querétaro
Ubicado a unos 2,400 metros de altitud, San Joaquín es el refugio perfecto para los amantes de la naturaleza y la historia. Sus bosques, su herencia otomí y sus zonas arqueológicas como Ranas ofrecen una combinación única de cultura y aventura en el corazón de la Sierra Gorda.
Zacatlán, Puebla
Conocido por sus relojes monumentales y su deliciosa sidra, Zacatlán se alza a 2,000 metros de altura. Rodeado por barrancas impresionantes y campos de manzanas, este Pueblo Mágico seduce con su neblina constante, su arquitectura colonial y sus paisajes de postal.
Cuetzalan del Progreso, Puebla
Aunque no es el más alto en números, la sensación de estar entre nubes es constante en Cuetzalan, a casi 1,000 metros sobre el nivel del mar. Su cultura totonaca, su mercado tradicional y sus cascadas cercanas lo convierten en un destino mágico donde las tradiciones prehispánicas siguen más vivas que nunca.
Arteaga, Coahuila
Conocido como la “Suiza de México” por sus paisajes montañosos y su clima fresco, Arteaga se sitúa cerca de los 2,700 metros de altitud. Sus cabañas en los bosques de pinos y sus rutas de senderismo ofrecen un escape perfecto para quienes buscan respirar aire puro y rodearse de naturaleza.
Explorar estos pueblos no solo es una experiencia para los sentidos, también es una oportunidad para conocer la riqueza cultural y natural que México guarda en sus alturas. Cada destino ofrece un viaje único donde las nubes, las montañas y las tradiciones se entrelazan en un mismo horizonte.
