Se trata de un maniquí, con rasgos y detalles tan reales que cuesta trabajo creer que no es humana, y ha pasado 90 años en un aparador, modelando vestidos para boda
“¡Ah, Chihuahua!”, debe ser la expresión más común entre quienes conocen la leyenda de la novia más bonita y popular de la ciudad de Chihuahua, donde desde hace 90 años permanece en el aparador principal de “La Popular”, una tienda de vestidos de novia, cuyo eslogan lo dice todo: La casa de Pascualita.
En efecto, “La Pascualita” es un maniquí, con rasgos y detalles tan reales que cuesta trabajo creer que no es humana. La expresión de sus ojos, las líneas de sus manos y falanges, sus nudillos, la forma de sus uñas, el pelo insertado en su cabeza y hasta su color de “tez” le dan una apariencia que desconcierta, causa escalofríos y le han dado fama.
La leyenda de La Pascualita comenzó a tejerse el 25 de marzo de 1930. En esa fecha, Pascualita Esparza Perales de Pérez, dueña de la tienda de vestidos de novia “La Popular”, vistió al maniquí y lo colocó en el aparador. La reacción de los clientes y transeúntes fue inmediata, pues los atrapó con su belleza y por el hecho de que parecía ser una mujer real.
La señora Esparza reveló en algún momento que la figura, a la que llamó “La Chonita” le llegó de Francia un 8 de diciembre, día de la Inmaculada Concepción, pero desde el día en que la colocó en el aparador, creció su fama y durante décadas se le consideró la novia más bonita de Chihuahua, siempre mostrando gran porte y una figura exquisita.
Alrededor de “La Chonita” comenzaron a tejerse varias historias. La más extraña refiere que una hija de doña Pascualita Esparza falleció el día de su boda, después de ser picada por un alacrán escondido en su tiara. La desconsolada madre habría tomado la decisión de embalsamar a su hija y colocarla como maniquí en el escaparate para tenerla siempre a su lado.
Una excelente vendedora
Doña Pascualita Esparza falleció en 1967 sin haber desmentido esa historia ni dar mayores detalles sobre el origen de la hasta entonces “Chonita”. Luego de su muerte, “La Popular” fue vendida y sus nuevos dueños decidieron mantener el nombre comercial del establecimiento y a su principal atractivo en el aparador principal, sobre todo porque es su mejor vendedora, pues con frecuencia las novias eligen el vestido que porta “La Pascualita”, como comenzó a ser llamada desde entonces, seguras de que eso les traerá suerte en el matrimonio.
A lo largo de los años han surgido nuevas historias y relatos en torno al bello maniquí. Hay, por ejemplo, quienes aseguran que lo han visto moverse, llorar o cambiar su expresión. Muchos aseguran que “sienten” que los sigue con la mirada, razón por la que, con frecuencia, los transeúntes prefieren cambiarse de acera para no pasar justo al aparador de “La Pascualita”.
Más recientemente, en 2017, surgió una nueva historia. Ese año “La Pascualita” salió de viaje. La llevaron a la Ciudad de México para participar en una exposición en el Hotel de Leyendas Victoria, en el Paseo de la Reforma, en la colonia Juárez, donde fue presentada como un maniquí vestido de novia que cobra vida por las noches.
Luego de ocho meses, “La Pascualita” retornó a casa, a su aparador, pero muchos chihuahuenses afirman que no es la misma. Mucho de ellos llegaron al grado de exigir a los organizadores del evento, por medio de las redes sociales, una explicación, pero nunca les respondieron. Incluso, para el historiador Edelmiro Ponce de León los cambios constituyen un atendo contra el patrimonio cultural de Chihuahua y contra lo que considera un monumento nacional, que debe protegerse como tal.
La fama de “La Pascualita” es tal que hay canciones, con diversos intérpretes y ritmos, compuestas en honor a la maniquí que, por si fue poco, tiene su página de Facebook, con 15 mil 700 seguidores.
