Un lugar fuera de lo ordinario, una especie de arca de Noé, una síntesis del mundo… el Biodome de Montreal es un sitio inolvidable, de experiencias enriquecedoras, de aprendizaje y autodescubrimiento.
El Biodome de Montreal es un lugar fascinante que ofrece una experiencia educativa y entretenida para toda la familia. Los visitantes pueden aprender sobre la biodiversidad del planeta y la conservación de especies mientras disfrutan de una experiencia única en los cinco ecosistemas que se encuentran en el interior del edificio.
Es una fotografía viva del momento, con mucha de la riqueza, belleza y excentricidad que se incluye en el planeta Tierra. Es como una gran familia reunida, cinco ecosistemas distintos de América se recrean, preservan y comparten con la humanidad.
El sitio es como un viaje en el mundo de la ciencia ficción donde se camina a través de la selva, el ecosistema del Golfo de St. Lawrence con su excéntrica vida marina, el bosque de maple, la costa Labrador y las islas subantárticas.
La experiencia dista de aquella vivida en los zoológicos, en este espacio el ser humano realiza una inmersión en los ecosistemas y, si se es afortunado, tendrá una visión clara de la complejidad, la belleza y la vulnerabilidad de la relación que se forma entre cada ser que habita el tercer planeta del Sistema Solar.
EL EDIFICIO SE CONSTRUYÓ PARA LOS JUEGOS OLÍMPICOS DE MONTREAL 1976.
La “casa de la vida” hace honor a su nombre, ésta se muestra en su esplendor, en sus ciclos y en su variedad, como sorprende en el insectarium, que es un universo en sí mismo; el jardín botánico o el planetario del Río Tinto Alcan.
En frío podemos decir que en esta representación de América hay más de cuatro mil animales de 250 especies, si eso te sorprende espera a ver las más de 500 especies del mundo vegetal. Los niños y adultos que visitan el Biodome se llevan una experiencia extraordinaria y una visión mucho más amplia del mundo al poder observar animales que no se encuentran en su hábitat cotidiano.
Un ejemplo de esto son los pingüinos, las aves no voladoras que tienen su hábitat en el océano Antártico, entre ellos el pingüino gentoo, el pingüino rey, el pingüino macaroni y el muy simpático pingüino moseley’s rockhopper.
En tiempos en los que el calentamiento global, el cambio climático y la sustentabilidad comienzan a tomar protagonismo en la agenda de las naciones, una visita al Biodome ofrece argumentos para demostrar que la conservación del planeta es labor de todos sus habitantes.
Si planeas visitar Montreal, el Biodome definitivamente debe estar en tu lista de lugares a visitar.
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