Viajar al lago más alto del mundo para reencontrarse con las profundidades del alma
El templo de una antigua civilización prehispánica, sumergido en las profundidades de un lago, es uno de los más atractivos misterios de un lago que casi se funde con el cielo, se encuentra a 3 mil 812 metros sobre el nivel del mar, y no hace más que exacerbar las más profundas teorías sobre la creación de los seres humanos, por tanto, es considerado un lugar sagrado.
El lago Titicaca tiene una antigüedad aproximada de tres millones de años y es el centro de la génesis de los incas, se supone que el dios Con Tiki Viracocha emergió de él llevando consigo a algunos humanos, para proseguir con el proceso de creación en la tierra y otorgando orden al cielo.
Es el lago navegable más alto del mundo, quien observa sus aguas está mirando uno de los más maravillosos espectáculos del mundo, rodeado de plantas y animales endémicos, y en medio de una cultura tan antigua como vigente.
El enorme lago mide ocho mil 562 m2, se encuentra entre Perú y Bolivia, en su extensión se encuentran islas, algunas con míticas historias sobre el origen de las civilizaciones que se establecieron en la zona y en su fondo se dice que hay oro, plata y, por increíble que parezca, sirenas.
Las totoras son espacios que pertenecen a los uros, una civilización que se estableció en la zona debido a la invasión de los incas, las islas flotantes están hechas de caña de la especie totora, de ahí el nombre, sus habitantes mantienen el equilibrio armónico natural del lugar.
Las especiales y particulares características del lago Titicaca lo convierten en un sitio para ir a alimentar el espíritu, la energía del agua a esa altura, las vibraciones que emanan de los templos sumergidos, la tierra, que algunos han decidido comer (se denomina geofagia), lo convierte en el sitio ideal para reconectar con el ser superior que habita en cada uno.
