Ante los nuevos requerimientos del gobierno estadounidense, que a partir del 26 de este mes exigirá pruebas negativas recientes de covid-19 a los viajeros internacionales que deseen ingresar a su territorio, incluyendo estadounidenses que hayan salido de viaje, David Ortiz Mena, presidente de la Asociación de Hoteleros de Tulum, aseguró que están preparados con un número suficiente de pruebas tanto a nivel estatal como en este polo turístico.
En entrevista con el noticiero Origen, Ortiz Mena dijo que Tulum empezó el año con un contexto complicado por cierres y políticas más restrictivas en varios países debido a la pandemia, y aunque el municipio tuvo un buen cierre el año pasado, con una ocupación hotelera del 42 por ciento, para enero la expectativa está por debajo del 30 por ciento.
“Se ha recuperado el mercado americano y el nacional, todos los días estamos recibiendo al menos 100 vuelos internacionales y 60 nacionales, 160 llegadas diarias en total, pero todavía estamos limitados con algunos países”, consideró.
A pesar de eso, consideró que Tulum ha tenido una buena recuperación económica y goza de buena imagen, pese a las críticas negativas por las fiestas clandestinas que se estuvieron realizando en diciembre pasado y que derivaron en clausuras y contagios.
“No hay excusa para arriesgar vidas humanas de visitantes y colaboradores en el momento que estamos viviendo. Todavía a mediados de noviembre firmamos convenio hoteleros y ayuntamiento de Tulum pidiendo que se cumpla lo que marca el semáforo en el Estado, como que las reuniones no fueran de más de 50 personas, restricciones en los horarios… pero poco después de la firma se llevó a cabo un festival que estaba vendido con antelación”, expresó.
Se hizo un esfuerzo para que se adecuara a la nueva normalidad, pero no fue suficiente, significó una fuente de contagio. Es difícil mantener sana distancia en ambientes de fiesta, añadió.
Ortiz Mena dijo que ve una contradicción con escuelas cerradas, por un lado, y negocios abiertos por otro, que rebasan sus giros y aforos, como bares y antros que funcionan con licencia de restaurantes.
Si bien reconoció que la autoridad se ha visto rebasada para controlar las fiestas clandestinas, dijo que tampoco es justo dejarle toda la carga.
“Todos tenemos parte en esto, ya tuvimos un escenario de cierre total y niveles más restrictivos, no tiene sentido arriesgar la economía del municipio y la salud de las familias, no sólo se trata de ser críticos al gobierno, sino de involucrarnos en la solución de los problemas”, manifestó.