Es hora de que te vayas… ¡a volar!

 

Surcar el cielo a bordo de un globo aerostático es subirse a los sueños quien quiso dominar el cielo

Volar en globo aerostático es una extraordinaria experiencia, que nos remite a una época en la que el hombre buscaba alcanzar las alturas y desplazarse de un lugar a otro, cruzar un país, un continente, un océano o el mundo. Esta fue la primera forma como pudo finalmente surcar los cielos.

La Ciudad de los Dioses

Admira la grandeza de la zona arqueológica más visitada del país, Teotihuacan, de la mejor manera posible: desde el aire. En el Globopuerto, los globos comienzan a elevarse a partir de las 6:30 am, cuando los vientos son menos intensos y predecibles.

Una vez que localices tu globo, sube rápidamente a la canastilla, porque el personal en tierra es muy experimentado y bastan unos minutos para que el aire dentro del aerostático se caliente y comience la aventura, que tendrá una duración aproximada de una hora.

El servicio incluye, antes de abordar, café y galletas, además de una copa de vino blanco espumoso cuando estés a mitad del viaje. Al llegar a tierra te llevarán a un desayuno tipo americano y te darán tu certificado de vuelo, constancia de que has vivido esta gran experiencia.

 

Viñedos en Tequisquiapan

Tequisquiapan, en Querétaro, es otro de los lugares que ofrecen la experiencia de un vuelo memorable en aerostático, los recorridos en globo se hacen a unos 200 metros, para que el pasajero disfrute la vista de los viñedos.

Aunque se requieren al menos dos personas para hacer un vuelo, es factible contratar un servicio exclusivo o familiar. En cualquier caso, los participantes también reciben un desayuno, copa de vino y su certificado.

Una vez concluido el vuelo, trasládate a Tequisquiapan, un Pueblo Mágico que te atrapará con su encanto colonial donde podrás paladear vinos y quesos exquisitos. Otra opción es ir a conocer viñedos y bodegas de vino en los alrededores.

 

San Miguel, fuera de serie

El Pueblo Mágico de San Miguel de Allende, en Guanajuato, tiene una arquitectura colonial que lo hacen un lugar de ensueño y una de las ciudades más hermosas del país, pero recorrerlo por aire es, simplemente, una experiencia fuera de serie.

Cualquier día de la semana es factible volar en globo sobre San Miguel. Ahí hay una empresa con más de 25 años de experiencia, que ofrece vuelos compartidos, privados, para celebrar una ocasión especial o para satisfacer el espíritu de aventura.

Este recorrido te ofrecerá la oportunidad de ver la ciudad que en 2008 fue reconocida por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad, por ser considerada obra maestra del arte barroco. Revistas internacionales especializadas la han nombrado como “el mejor destino turístico del mundo”.

 

Como estar en La Toscana

En Santa Águeda, específicamente en el municipio Tetlatlahuca, en el estado de Tlaxcala, está Val’Quirico un pequeño pueblo residencial inspirado en San Quirico d’Orcia, región ubicada en la Toscana, Italia.

La “Toscana” mexicana tiene incontables lugares perfectos para que los visitantes consigan una buena foto o se hagan un selfie, pero lo mejor es hacerlo desde el aire.

Como en todas partes, el protocolo de vuelo obliga a los pilotos a conocer el pronóstico del tiempo para saber las condiciones meteorológicas. Antes del despegue se lanzan globos de helio para confirmar la dirección del viento a diferente altura. Al concluir el vuelo, déjate envolver por Val’Quirico, cuyas calles estrechas y empedradas son dignas de recorrerse a pie.

 

La aventura en Oaxaca

En Oaxaca de Juárez, Oaxaca, la aventura comienza a las 5:20 de la mañana, hora en la que se sueltan globos de helio para medir la velocidad del viento a diferentes alturas. Allí hay una empresa que desde hace nueve años ofrece vuelos en globos aerostáticos, los cuales parten de San Mateo Macuilxóhitl, a menos de 30 minutos del centro de Oaxaca.

Una vez que se determinan las condiciones del viento, el personal se dirige al punto de despegue. Los vuelos se realizan de 6:30 a 8:30 para evitar las corrientes de viento que se forman al calentarse la superficie terrestre.

El vuelo tarda de 45 minutos a una hora, dependiendo de las condiciones del clima, y puede abarcar desde Teotitlán del Valle hasta Tlacolula de Matamoros, con viajes para una persona o máximo seis.

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